¿Cómo identificar la dependencia emocional?
La dependencia emocional es una realidad que afecta profundamente las diferentes áreas de la vida de muchas personas. Es un problema psicológico que no siempre es fácil de detectar, ya que sus signos no son siempre evidentes. La persona que experimenta dependencia de los demás puede asumir su estilo de comportamiento como normal, ya que probablemente no ha conocido otras formas de vincularse con familiares, amigos o parejas.
Además, aquellos que reconocen que algo no va bien a menudo sienten mucho miedo y vergüenza al hablar de ello, ya que nunca es fácil admitir que se está emocionalmente ligado a una persona. Este fenómeno no se limita a un pequeño grupo de personas, sino que está ampliamente extendido. En cambio, cualquier individuo es susceptible de desarrollar este problema en sus relaciones interpersonales.
Hombres y mujeres lo experimentan por igual, y de la misma manera podemos detectar relaciones de dependencia en todos los grupos de edad. La dependencia emocional suele estar presente en todas las relaciones de la persona que la padece. En mayor o menor medida, el individuo dependiente repite una y otra vez el mismo patrón relacional, ya que muchas veces la raíz del problema se encuentra en sus experiencias de interacción más tempranas.
Por ello, es fundamental detectar el problema cuando se está produciendo, para frenar esta dinámica que perjudica no solo a la persona misma sino también a las personas con las que se relaciona.
En este artículo, vamos a destacar los signos que pueden indicar la presencia de dependencia emocional en una persona.
Signos de la dependencia emocional
Las personas que padecen dependencia emocional, presentan algunos símbolos, entre ellos:
1. Incapacidad para estar solo
La dependencia emocional está íntimamente ligada al miedo a estar solo. Muchas personas han sufrido una falta de afecto a lo largo de sus primeros años en el ámbito familiar, por lo que intentan compensar esta carencia con relaciones adultas muy absorbentes.
Aunque el papel de las experiencias tempranas tiene mucho peso en este asunto, también el estilo de personalidad de cada individuo ejercerá una influencia destacada y hará que el miedo al miedo sea más o menos probable.
El miedo a la soledad es un fenómeno que tiene muchas implicaciones. La persona dependiente intentará mantener una relación a toda costa. Es decir, se prefiere la compañía de cualquier persona a la soledad, lo que puede llevar a entablar relaciones sentimentales con personas dañinas, tóxicas o por las que no existen sentimientos reales. Esto puede llevar a que la persona dependiente acepte comportamientos que, en el marco de una relación sana, serían inaceptables.
El miedo a perder a tu pareja puede llevar a que se acepte la falta de respeto, el desprecio y la humillación.
Además de todo lo expuesto aquí, también es característica de una persona dependiente la tendencia a evitar periodos prolongados de soledad entre el final de una relación y el comienzo de la siguiente. Muchas veces, puede terminar en una relación romántica insatisfactoria hasta que esté realmente seguro de que habrá otra pareja sustituta.
2. Baja autoestima
Otro de los signos de la dependencia emocional es la baja autoestima. La persona suele percibirse como alguien carente de cualidades y lleno de defectos. Además, tiende a realizar continuas comparaciones entre ella y los demás, en las que siempre elogia las virtudes de los demás frente a los aspectos menos buenos de su persona.
Todo esto tiene un impacto importante en la dinámica de sus relaciones sentimentales, ya que idealizan a sus parejas, a quienes suelen ver como individuos perfectos. La persona puede llegar a sentirse sorprendida o sorprendida por el hecho de que una persona desee mantener una relación sentimental con ella. Así, el miembro dependiente de la pareja siempre tenderá a culpar a su persona de la responsabilidad de los conflictos y contratiempos que puedan aparecer en el transcurso de la relación.
3. Tendencia a la idealización
Hay una continua autocrítica y autoaplastamiento, al mismo tiempo que la mirada hacia las acciones del otro es muy sesgada. Esto quiere decir que todos los errores que el otro pueda cometer siempre tienen alguna justificación que le exima de asumir algún tipo de responsabilidad. En este estado, una persona con dependencia emocional no concebirá la posibilidad de disfrutar del amor incondicional. Al contrario, hará todo lo posible por amoldarse al otro, pues comprende que sólo así será aceptada y amada como ella desea.
Esta idealización también puede desalinear mucho las expectativas que la persona tiene de su pareja. La dependencia emocional lleva a una persona a esperar que su relación sea la solución a todas sus dificultades, así como la única fuente de su felicidad. Esta visión empalagosa y poco realista de lo que es una relación puede causar mucha incomodidad cuando comparas las expectativas con la vida real.
4. Conflictos con familiares y amigos
Aunque la dependencia emocional se puede identificar si prestamos atención a los detalles que vamos comentando, es realmente difícil reconocer que uno mismo la padece. En muchas ocasiones, el entorno de la persona dependiente observa con preocupación cómo la persona se sujeta a los deseos y preferencias de la pareja. La reacción que suele aparecer en amigos y familiares es hablar con la persona sobre lo que está pasando, con el fin de transmitirle su percepción y ofrecerle ayuda.
Sin embargo, en muchas ocasiones la reacción es defensiva e incluso agresiva, ya que quien sufre dependencia se encuentra en un bucle de miedos e inseguridades del que es muy difícil salir. Aunque en un principio esta respuesta es natural, la familia debe permanecer a disposición del afectado para que, progresivamente, pueda tomar conciencia de que su relación no es sana.
5. Abandono de las propias necesidades
En la línea de todo lo que hemos venido comentando hasta ahora, la persona que sufre dependencia emocional irá priorizando progresivamente las necesidades del otro antes que las propias. Es un proceso insidioso, en el que el miembro dependiente de la pareja comienza a dejar de lado todo lo que forma parte de su vida personal fuera de la relación.
Ejemplos de esto son salir con amigos o pasatiempos. Progresivamente, irá aumentando el abandono de uno mismo, por lo que en los casos más graves pueden aparecer trastornos psicológicos como la ansiedad o la depresión. Al poner todos sus esfuerzos y energías en complacer a la pareja, la persona no tiene reservas para atender sus propias necesidades.
Por lo tanto, es fundamental trabajar para educar desde la infancia sobre las bases necesarias para unas relaciones sanas en la edad adulta.
El trabajo de autoestima, gestión emocional y la creación de un entorno familiar adecuado con vínculos entre padres e hijos sanos es clave. Desde la infancia es fundamental que los niños puedan sentirse queridos y valorados por quienes son, ya que un adecuado concepto de uno mismo es una de las claves para ser un adulto libre de relaciones de dependencia.
Redactado por:
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